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class label 46
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---|---|
La luz, del templo señora,
Por el templo derramada,
Saluda al Dios que ella adora
Por las losas prosternada
Ante el ara que colora. | 29quintilla
|
Según las vías prepara
esta breve consecuencia
el fruto de la prudencia
asaz bien llano se apara,
mas en su forma tan densa
mirad la cuestión que viene
y las cláusulas que tiene,
que si la razón se abstiene
creedme que vos conviene
caer o perder la vara.
| 25décima_antigua
|
Vestida con mantos negros
piensa que el mundo es chiquito
y el corazón es inmenso. | 30soleá
|
¡Y el poeta en su misión
Apurando su tormento!
Sin alivio el corazón,
¡Sin más que una maldición
Escrita en el pensamiento! | 29quintilla
|
¿Que será sin ti mi vida?
¡Fallida!
a mi dolor ¿Quién lo calma?
¡El alma!
¿Y a mi corazón que hieres?
¡Se muere!
Asesina de placeres
que me aflige y atormenta
y en mi vida representas:
fallida alma que se muere. | 0ovillejo
|
Por ti el paso desvía
de la profundda noche, y resplandece
muy más que el claro día
de Leda el parto, y crece
el Córdoba a las nubes, y florece; | 14lira
|
Quedó en silencio el venerable anciano,
Al terminar su relación sucinta.
El confuso rumor del auditorio
Mostró el gran interés y simpatía
Que en los pechos de todos encontrara.
El discreto arcipreste una sucinta
Plática de conforto y de consuelo,
Toda empedrada de oportunas citas
De la santa Escritura, dirigióle,
Y luego los hidalgos de la villa
Respetuosas ofertas y entre el pueblo
Resonaron de nuevo aplauso y vivas.
En tanto el ama, que con gran conato
Y con lágrimas siempre las mejillas,
(Pues era tan curiosa como fresca,
Y á la par de hacendosa compasiva)
Oyó la narración; sale un momento
Y primorosa y pulcra, en la cocina
Con miel, vino y uaranja confecciona
Para el buen viejo una cordial bebida;
Y al comedor tornando, en una taza
De plata, acomodada en su salvilla,
Se la ofrece, rogándole la acepte
Como una imponderable medicina.
De ella bebió algún sorbo el noble anciano
Dando á la dueña gracias expresivas.
Aquietóse la turba nuevamente,
Y en Ñuño todos sus miradas fijan.
Este saciando el general deseo,
Contó la historia larga y peregrina
De sus raros sucesos y aventuras,
En los lejanos orientales climas.
| 18romance_arte_mayor
|
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta. | 5cuarteta
|
a los donaires suyos echó el resto
con propriedades al gorrón debidas,
por haberlos compuesto o descompuesto. | 33terceto
|
Y contra la arena el sueño,
a la sombra de una barca,
fuera de la mar, sin remos | 30soleá
|
Compañera mía,
yo no sé qué tiene
la yerba buena e tu güertesito
que tan bien me huele. | 26seguidilla_gitana
|
Entre la leve gasa
que levantaba el palpitante seno,
una flor se mecía
en compasado y dulce movimiento. | 21silva_arromanzada
|
Si te engaña la que quieres
O te abandona inconstante,
Ya verás
Cómo, sin que mucho esperes.
Se burla de ella otro amante
Mucho más. | 31estrofa_manriqueña
|
Pues a vos, Señor, aplaze
ser del amor sin mudança,
o queráis lo que le plaze,
que dolor es bienandança,
y hazed vuestro devido
que os contente y os sostenga,
que el castillo combatido
tanto en más será tenido
quanto más trabajo tenga. | 38novena
|
Ven, y vuelve a los cielos sus ardores,
su frescura a la tierra, y su temprana
gloria a mi pecho, en Clori soberana;
en Clori mi delicia y mis amores. | 24cuarteto
|
Más bien en las acciones
que en las palabras,
se descubre lo oculto;
que hay en el alma;
y así no fies
de ofertas, que con obras
no se confirmen. | 27seguidilla_compuesta
|
Pues la santa Inquisición
suele ser tan diligente
en castigar con razón
cualquier secta y opinión
levantada nuevamente,
resucítese Lucero,
a corregir en España
una tan nueva y extraña,
como aquella de Lutero
en las partes de Alemaña. | 6copla_real
|
¡Oh, Señor! Tú que sabes mi miseria
y que, en las horas de profundo duelo,
yo me arrojo en tu gran misericordia,
como en el pozo el animal sediento,
purifica mi carne corrompida
o, librando mi alma de mi cuerpo,
haz que suba a perderse en lo infinito,
cual fragante vapor de lago infecto,
y así conseguirá tu omnipotencia,
calmando mi horroroso sufrimiento,
que la alondra no viva junto al tigre,
que la rosa no viva junto al cerdo. | 18romance_arte_mayor
|
Si yo lo supiera
que no me querías,
yo renegara e Dios y me fuera
a la Morería. | 26seguidilla_gitana
|
La pila de agua bendita
que está en el rincón umbrío,
es silvestre margarita
llena de fresco rocío. | 5cuarteta
|
Las banderas de la luz
del Rey que por nos padece
salen fuera, y resplandece
el misterio de la Cruz,
por el cual el Hacedor
de la carne en carne humana
fue puesto de propia gana
en el palo del dolor. | 28copla_castellana
|
Diez galápagos juntos
topó más adelante,
que de un pequeño charco
pasaban a buscar otro más grande. | 17endecha_real
|
Cuando yo un cuerno tocare,
moveréis todas al trote,
y a la que primer llegare,
de aquí le suelto el escote. | 5cuarteta
|
El bárbaro Giafar que en las revueltas
De la costa africana sus proyectos
De ambición insaciable funda altivo,
Y tal vez el trastorno del imperio ;
Y que del Almanzor la alta fortuna,
El saber, la influencia y los esfuerzos
Espera que naufraguen en la empresa,
A que partió con tanto menosprecio
Juzga en su mano para siempre firmes
El alto mando y el poder supremo,
Y en pos de gigantescas esperanzas
Por abismos sin fin se arroja ciego.
Ah ! ¡ que si eran falaces las del joven,
Las del anciano audaz no lo son menos!
Pues si no sabe amor lo que está escrito.
Tampoco la ambición logra saberlo.
Trazan los hombres sus diversos planes,
Juzgando realidades sus deseos
Y en tanto de su necia confianza
Inexorables búrlanse los cielos.
Nunca juzgó Giafar mas necesario
De Kerima y Zeir el himeneo.
Para llegar al fin de sus afanes ;
Y á todo trance se resuelve á hacerlo.
La ausencia de Almanzor, que juzga eterna,
Libra su corazón de todo miedo;
Y es ya su voluntad raudo torrente,
Que mira roto el malecón opuesto.
Quién podrá resistirle?....A.ma á su hija,
(Que ama el tigre también á sus hijuelos)
Mas la ambición sacrificarla exige,
Y cede á la ambición todo otro afecto.
Hágase al punto la precisa boda;
" Hágase al punto sin pararse en medios:
" Todo ostáculo ceda." Dice, y vase
A buscar á Kerima luego luego.
— En su estrado magnífico, que adornan
Alfombras del oriente, por asiento
Un almohadón de seda de Damasco,
De blanda pluma tingitana lleno;
Bordando con aljófar y con sirgo
Una manga de verde terciopelo,
Halla el tirano padre á la hija hermosa,
Sola con sus amantes pensamientos ;
Y ajustando á su rígido semblante
La máscara falaz de un dulce afecto,
Le declaró templado sus ideas,
Aunque con tono de quien va resuelto.
Tembló Kerima, y pálida escuchóle,
Muda y sin respirar por un momento
Mas pronto un mar de lloro derramando.
Apuró escusas, y apeló á los ruegos.
Giafar, inexorable á sus gemidos,
A sus tiernas caricias y lamentos,
Que un peñasco de bronce conmovieran,
Se alzó impaciente, y respirando fuego :
Basta," gritóle : " obedecer te eumple;
" Ni lágrimas ni súplicas tolero :
"Tu suerte fija está—solo seis dias,
" Para que te prepares, te concedo."
De su alcázar la bárbara opulencia,
La pompa, la riqueza y el respeto
De que se halló Kerima circundada
Desde que vió en la cuna el sol primero
El encontrarse desde niña tierna
Sola, sin madre, y absoluto dueño
De sí, de su palacio, de sus siervas,
Y todo siempre á su querer sujeto;
El poder de su padre, la alta estirpe,
La beldad, el saber, el claro ingenio.
La adulación continua y los aplausos.
Su candida virtud no corrompieron
Pero aumentaron el tesón constante
De la firmeza, dote de su pecho,
Carácter que exaltaba nuevamente
De contrariado amor el noble esfuerzo.
Carácter, que cobrando su energía
Del fiero padre al despiadado aspecto
Y al escuchar el bárbaro mandato,
Y el fijo plazo á sus desdichas puesto ;
Hizo á Kerima contener el lloro,
Alzarse repentina, y con acento
De alta resolución, solemnemente
Jurar desobediencia á tal precepto.
A su turno turbóse el fiero padre,
Guardó un instante sepulcral silencio,
Al puñal vengador llevó la mano,
Temblando de furor todos sus miembros;
Y dando pronto la expresión siniestra
De amarga risa á su semblante horrendo,
Seis dias nada mas Tiembla, infelices
" Y tiemble de tu amor el vil objeto."
Clamó, volvió la espalda, y ausentóse
Y la puerta cerró con tal denuedo,
Que del vasto edificio retumbaron
Los artesones de dorado cedro.
En prisión se trasforma aquella estancia.
Do tiene sola la nodriza acceso
Vigilan á la entrada seis esclavos,
Y custodian la puerta cien guerreros.
| 18romance_arte_mayor
|
¡Oh bella Galatea, más süave
que los claveles que tronchó la aurora;
blanca más que las plumas de aquel ave
que dulce muere y en las aguas mora;
igual en pompa al pájaro que, grave,
su manto azul de tantos ojos dora
cuantas el celestial zafiro estrellas!
¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas! | 2octava_real
|
¿Dices que nada se crea?
Alfarero, a tus cacharros.
Haz tu copa, y no te importe
si no puedes hacer barro. | 11cantar
|
Partiste, y del sentimiento
en cama enfermo caí,
y cuando a exhalar por ti
iba ya mi último aliento,
embargó mi pensamiento,
en vez de tu amor y el mío,
este cantar tan vacío
que oí de niño a mi hermana:
-"CUCU, cantaba la rana,
CUCU, debajo del río." | 13espinela
|
Y cese la pluma sutil de Lucano
de púnico bello, y no fable Homero,
que por bien que canten el sitio troyano
y pinten el día de Humacia más fiero,
si dejan las fablas y tocan el vero,
por cierto no creo poderse fallar
tan cruda batalla en tierra ni mar,
y si el deportante no fuere grosero.
| 41copla_arte_mayor
|
Toca el rabel sonoro,
y el inmortal dulzor al alma pasa,
con que envilece el oro,
y ardiendo se traspasa
y lanza en aquel bien libre de tasa. | 14lira
|
Aquel de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre Don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron. | 31estrofa_manriqueña
|
De mí sé que al encuentro,
mientras por las montañas vagueando
más de lo justo entro
sin armas, y de Lálage cantando,
me vido, y más ligero
huyó que rayo, un lobo carnicero. | 45sexteto_lira
|
Desde que el hombre en la tierra
abre el sol de su alegría
siente mayor simpatía
por la paz que por la guerra.
Temible la muerte aterra
con su voluntad de hierro.
Más allá donde me encierro
con la muerte a discutir
porque morir no es vivir
en la vida que me aferro. | 13espinela
|
La brilladora luz es la alegría;
la temerosa sombra es el pesar:
¡ay! en la obscura noche de mi alma,
¿cuándo amanecerá? | 21silva_arromanzada
|
Yo vi sobre un tomillo
quejarse a un pajarillo | 3couplet
|
Inspira negro aliento
sobre mi pluma y vena,
que ya libar cristales
de Hipocrene el espíritu no acierta. | 17endecha_real
|
Le ijo er Tiempo ar queré:
Esa soberbia que tienes
yo te la castigaré. | 30soleá
|
Creer en la natura no es una mala usanza,
si se confía en Dios con muy firme esperanza;
y para que no tengas en mí desconfianza
pruébolo brevemente con esta semejanza. | 9cuaderna_vía
|
¿No ves, nescio, las cabañas
y los cerros y los valles,
los collados y las calles
ardase con las montañas?
¿No ves cuán desbaratado
está todo lo sembrado,
las ovejas esparcidas,
las mestas todas perdidas
que no saben dar recado? | 38novena
|
Cuando te bi en la cama,
a mi corasón de ducas
se le cayeron las alas. | 30soleá
|
Morir vos queredes, padre,
San Miguel vos haya el alma.
Mandastes las vuestras tierras
a quien se vos antojara:
a don Sancho a Castilla,
Castilla la bien nombrada,
a don Alonso a León,
y a don García a Vizcaya;
a mí, porque soy mujer,
dejáisme desheredada.
Irme he yo por esas tierras
como una mujer errada;
de lo que ganar pudiere
haré bien por la vuestra alma.
Calledes, hija, calledes,
no digades tal palabra,
que mujer que tal decía
merescía ser quemada.
Allá en Castilla la Vieja
un rincón se me olvidaba,
Zamora había por nombre,
Zamora la bien cercada;
de un lado la cerca el Duero,
del otro Peña Tajada.
¡Quien vos la tomare, hija,
la mi maldición le caiga!
Todos dicen: ¡Amen, amen!
sino don Sancho, que calla. | 1romance
|
Jurábasme, si ausente yo estuviese,
que ni el agua sabor ni olor la rosa
ni el prado hierba para ti tuviese. | 33terceto
|
Que vuelvas a nuestra quinta
por un libro que olvidé.
Si voy, ¿dónde te hallaré?
En esta alfombra que pinta | 19redondilla
|
Y mucho más sin duda me valiera,
que no andar por el mundo componiendo,
de niño haber seguido una carrera
de más provecho y de menor estruendo;
que, si no sabio, periodista fuera,
que es punto menos; mas ¡dolor tremendo!,
mis estudios dejé a los quince años,
¡y me entregué del mundo a los engaños! | 2octava_real
|
Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes
y con largas pestañas, bien claros, rientes;
las orejas pequeñas, delgadas; para mientes
si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes. | 9cuaderna_vía
|
Mire, pues, cómo se sienta
a mesa el hombre tan limpia,
que aun los espíritus puros
crïaturas son indignas.
Nupciales ropas el alma,
blanca, digo, estola, vista,
que, a pesar del oro, es,
la más blanca, la más rica. | 4octava
|
Aunque usted diga, niña
que es de alta esfera
también para las torres
hay escalera. | 22seguidilla
|
En el mar hay un cantar
verde de silencios grises.
Como tus ojos, mar,
borrachos de azul en sombra,
cantores de soledad.
¡At, qué colores profundos!
Verdes ojos, verdes mar;
azul de silencios grises,
en el mar hay un cantar | 38novena
|
Digo que más el hombre, pues otras criaturas
tan sólo en un época se juntan, por natura;
el hombre, en todo tiempo, sin seso y sin mesura,
siempre que quiere y puede hace esa locura. | 9cuaderna_vía
|
Ya estás sola con Dios, alma afligida,
su silencio amoroso, que te escucha,
te dice: ¡Corazón, viértete todo,
vuelve a tu fuente! | 36estrofa_sáfica
|
Cuando el amor evidente,
con el irrefutable sol del mediodía,
suspendía mi cuerpo
en esa abdicación del hombre ante su dios,
un resto de memoria
levantaba tu imagen como recuerdo único. | 39sexteto
|
Si acaso me muero
pago con la bía;
y no sabía ningún serujano
er mar que tenía. | 26seguidilla_gitana
|
Señora muy acabada:
tened vuestra gente presta,
que la triste hora es llegada
de la muy solemne fiesta. | 5cuarteta
|
Huyeron luego todos, todos desparramados,
porque temían ser de esta muerte acusados.
Aunque eran inocentes, podían ser culpados
y por ventura ser prendidos y achacados. | 9cuaderna_vía
|
De cosas pasáas
no quieo yo acordarme;
porque me yora mi corasonsito
gotitas e sangre. | 26seguidilla_gitana
|
En el arma tengo
un clabo jincao,
como una hijita e una mala mare
me lo ha remachao. | 26seguidilla_gitana
|
En llegando a mis oídos
la voz y dulce canción
de vuestra salutación,
concibieron mis sentidos
divina revelación.
Y el infante aun no criado
que en mi vientre está encerrado,
delante su Criador,
lleno de gozo y de amor,
todo está regocijado. | 6copla_real
|
la gloria inmarcesible de las Musas hermosas
y el triunfo del terrible misterio de las cosas. | 3couplet
|
La torre de marfil tentó mi anhelo;
quise encerrarme dentro de mí mismo,
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las sombras de mi propio abismo. | 7serventesio
|
Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores; | 12sextilla
|
Anda que te den un tiro;
nunca yuebe como truena;
con esa esperansa bibo. | 30soleá
|
Ante las puertas del templo
a recibir sacrificio
Amor, en cuyo servicio
noches y días contemplo,
de tu caridad demando
obedecida, Señor,
hacia este ciego amador,
el cual te dirá cantando,
si de él te mueve dolor,
los siete gozos de amor. | 25décima_antigua
|
Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, Muerte, ¿do los escondes
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza las aterras
y deshaces. | 31estrofa_manriqueña
|
Luz de fuego,
paisaje gris,
angustia que me rodea
llanto que decora el duelo
que en mi pecho mora,
como ruinas en guirnaldas
suspendidas,
brota la sangre roja
que adorna los lirios blancos
de tu cuerpo,
no puedo, te juro que no puedo
con el llanto de tu pecho,
de seguir así, perdido en el llanto
de tu duelo, ¡yo! muero. | 35unknown
|
Dicen que azules son las montañas como ella,
que en ella se oscurecen los amores lejanos,
y un noble y buen amigo mío (y de las estrellas)
la nombra en un temblor de trenzas y de manos. | 7serventesio
|
Siempre con gran limpieza
jugó las armas
dentro de los cuarteles
de las moradas:
y en suma
su cañón son las plumas
que basta
de papel a una bala
y afirman
que el cilicio la pica. | 16chamberga
|
Ese simple payés que ara
toda soberbia refluye;
cuanto la saña destruye
la mesura le repara;
quien de maldecir se ampara
es más fuerte que Sansón
más sabio que Salomón;
señor, pues notad el son,
porque vuestra presunción
no desvare si desvara. | 25décima_antigua
|
Y él dijo: "Que te dejar
no tengo, si este cayado
y este mi rabel preciado,
con que tañer y cantar
me vías por este prado.
Al son de él, pastora mía,
te cantaba mis canciones,
contando tus perfecciones
y lo que de amor sentía
en dulces lamentaciones." | 6copla_real
|
Si quisiereis, señores, oír un buen solaz,
escuchad el romance; sosegaos en paz,
no diré una mentira en cuanto dentro yaz:
todo es como en el mundo se acostumbra y se haz. | 9cuaderna_vía
|
¿Por qué te escondes de mí,
pues conoces claramente,
que estoy, cuando estoy presente,
muy más ausente de ti?
Cuanto a mí por suspenderme,
estando adonde tú estés,
cuanto a ti porque me ves
y estás muy lejos de verme. | 28copla_castellana
|
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas, | 11cantar
|
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...
De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer. | 7serventesio
|
Mira si será tristeza,
no verte y ver este prado
de árboles tan adornado,
y mi nombre en su corteza,
por tus manos señalado.
¡Oh si habrá igual dolor,
que el lugar a do me viste,
verle tan solo y tan triste,
donde con tan gran temor
tu pena me descubriste! | 6copla_real
|
Si con tu gran discreción,
una virtud poseyendo,
ya teniendo cuantas son,
sin haber contradicción,
una sola falleciendo,
y las otras por tal son
para ser más virtuosa
gloria que tanto deseas,
conviene que piadosa
contra mí, forzado, seas. | 25décima_antigua
|
Por dinero no lo jagas;
yébame a una jerrería
y échame un jierro en la cara. | 30soleá
|
Ha tenido que ser Dios
un día que estaba triste.
No tiene otra explicación. | 10tercetillo
|
Árbol bienaventurado,
de cuyos brazos colgó
el precio que se nos dio
del siglo, por él comprado;
y hecho balanza y peso
del cuerpo precioso, tierno,
trajo el robo del infierno,
tantos tiempos allí presos. | 28copla_castellana
|
¿Fueron sino devaneos,
qué fueron sino verduras
de las eras,
las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras? | 12sextilla
|
Mas cierto que me he espantado,
y la causa no sospecho,
de que un negocio tan hecho
se hubiese desconcertado. | 19redondilla
|
De todos Villasandino
fue señor de la floresta,
como quiera por respuesta
delante el señor vecino
alto rey muy estimable,
caballero tan amable
leal conde venerable
pues a vos es razonable
daros golpe en el barquino. | 38novena
|
Con presteza obedece
llena de gozo
por cumplir el precepto
maravilloso.
Entonces
toda llena de amores
contenta
hijo suyo contempla
con gusto
y bendito es el fruto. | 16chamberga
|
Diga el huerto donde estuvo
de rodillas por tirarla,
el monte adonde subió
y el abismo donde baja. | 11cantar
|
Pues en empresa tan alta,
y en galardón tan crecido,
no descansa mi sentido
hasta que vea sin falta
lo que busco y lo que pido.
Y en cosa tal cual es esta
es justo perder el sueño,
pues a Dios tanto le cuesta;
que el trabajo en su recuesta
amor le hace pequeño. | 6copla_real
|
para traer la Eurídice dormida
hasta la superficie de la vida. | 3couplet
|
Quanto el bien temprar concierta
el buen tañer y conviene,
tanto daña y desconcierta
la prima falsa que tiene;
pues no aprovecha templalla,
ni por ello mejor suena,
por no estar en esta pena,
muy mejor será quebralla
que pensar hazella buena. | 38novena
|
Era una tarde serena;
doraba el sol de Occidente
del Tajo la vega amena,
y apoyada en una almena
miraba Inés la corriente. | 29quintilla
|
Jamás ha permitido
ni la más leve tregua
al Reino de las sombras,
confundiendo con luces sus tinieblas. | 17endecha_real
|
RAMÓN se llama, auxilio necesario
con que Delio se esfuerza y ve rendidas
las obstinadas fuerzas del contrario. | 33terceto
|
Hermoso mar,
unas veces bravo
otras sereno, hay días
que relajas mi alma
con bellas melodías
que me susurras al oído,
ante ti quedo extasiado,
atraído por tus reflejos
llenos de misterio.
Me conmueve tu inmensidad
que no es más que una
gota de roció.
En tus días bravos,
ahuyentas al mismo diablo
con tus rugidos,
coloso que levantas olas
espantando al más atrevido.
Ante ti, me quito el sombrero,
sabes ser tierno como un niño,
pero cuando te enfadas
no hay quien pueda contigo.
Hermoso mar, cada mañana ¡yo! te miro
y al ver tu majestuosidad suspiro
y pienso
¿Cómo habrá amanecido hoy con sus latidos? | 35unknown
|
¡Qué suavidad! ¡Qué clareza!
¡Qué rancio gusto y olor!
¡Qué paladar! ¡Qué color!
¡Todo con tanta fineza!
Mas el queso sale a plaza
la moradilla va entrando,
y ambos vienen preguntando
por el pichel y la taza | 28copla_castellana
|
Pues si usté pisa en su rancho
y si el alcalde lo sabe
lo caza lo mesmo que ave
aunque su mujer aborte...
¡No hay tiempo que no se acabe
ni tiento que no se corte! | 12sextilla
|
¿Dónde tenías, magancés, la vista
aguda de tu ingenio, que, así ciego,
fuiste tan mentiroso coronista? | 33terceto
|
Y porque mejor me admitas
de tus gustos a la parte,
cien melcochas pienso darte
y avellanas infinitas,
mazapanes y turrón,
dátiles y confitura,
y entre alcorzada blancura
el rosado canelón. | 28copla_castellana
|
Vas orgulloso...
Y tu sombra en el suelo,
¡mira!, es un mono. | 8haiku
|
Acomode los versos con prudencia
a los sujetos de que va tratando:
las décimas son buenas para quejas;
el soneto está bien en los que aguardan;
las relaciones piden los romances,
aunque en otavas lucen por extremo;
son los tercetos para cosas graves,
y para las de amor, las redondillas; | 4octava
|
Y como cuando ha tirado
la bombarda en derredor
finca el corro poblado
de gran fumo e negror,
bien de aquel mismo color
una niebla le salía
por la boca, a do volvía
demostrando su furor. | 15octavilla
|
Lloren los enamorados
y las doncellas y donas;
lloren las nobles matronas
con todos los tres estados:
estremezcan los collados,
las selvas y las montañas
el gemir de sus entrañas,
por ser de vos apartados.
| 40copla_arte_menor
|
Si intentara mostrarte mis entrañas
mentiría, Señor, aún sin quererlo,
a tu silencio es el silencio sólo
debida ofrenda. | 36estrofa_sáfica
|
Empezó refiriendo que en el campo,
Do los Infantes perecido habían,
Quedó bañado en sangre, moribundo.
Destrozado el arnés, lleno de heridas.
De que mostró las hondas cicatrices.
Recordó, que llevado á una alquería,
Encontró grato auxilio; y que curado,
Tornó sin detenerse acia Castilla,
Donde sabiendo la prisión de Lara,
A Lerma fué, juzgando que podría
Verle y hablarle; mas que vanas fueron
Todas sus diferentes tentativas.
Con lo que despachado, fuese á Búrgos
Para implorar del conde la justicia;
Y allí en prisión estrecha le encerraron.
De que logró fugarse á pocos dias,
Huyéndose á León, porqué esperaba
Tal vez hallar la protección anligua;
Pero hecho monje Alfonso, y la corona
Por el audaz Ordeño pretendida,
Encontró el reino aquel mísera presa
De discordias y guerras intestinas.
Y pasó al de Navarra, en cuya corte
El indolente y sin valor García
Sus ruegos desoyó. Buscó en la Francia
Amparo y protección: pero fatiga
Inútil fué, porqué su rey huyendo
Del conde de Paris, y de la altiva
Ambición de los duques de Borgoña,
Allende el mar en las britanas islas
Asilo y vengador buscó, llevando
Sus tesoros consigo y su familiar-
Dijo Ñuño, que entónces ir á Boma
Determinó, por ver si lograría
La protección del jefe de la Iglesia
Para el señor de Lara; y como había
Visto al paso en Milán la ceremonia
Con que de hierro la corona antigua
Tomó el conde de Arles, cual rey de Italia,
Befirió largamente, (lo enemiga
Que fué la suerte injusta demostrando
A todas sus honradas tentativas,
Y cómo inexorables las estrellas
En contrariar su plan se complacían)
Que llegó á Roma en el fatal momento,
En que el décimo Juan, por la perfidia
De Marozzia, de Güido de Toscana
Esposa, si del padre concubina.
Cayó al golpe traidor de daga infame
Por sacrilegas manos esgrimida,
Dejando yermo el solio pontificio
Y despierta la cólera divina.
Prosiguió Ñuño, que cansado entónces
De mirar tan sin fruto sus fatigas,
Y despechado de encontrar do quiera
En el orbe cristiano alevosías,
Guerras, ferocidad, asesinatos,
Perjurios, parricidios y ruina,
Resolvió abandonar por siempre á Europa,
Y dirigirse á los remotos climas,
El gran sepulcro á visitar de Cristo,
Y los lugares do nació la vida :
Ruscando luego paz en los desiertos,
Entre los penitentes cenobitas.
En tal resolución sus culpas todas
Con un prelado de virtud eximia
Humilde confesó, y en griega nave
Zarpó de Anoona con el rumbo á Siria.
Pero aun no satisfecha la Fortuna
Ni las estrellas ver logró propicias:
Del Adriático mar las bravas olas
De invierno duro las tenantes iras
Le opusieron constantes ; y en el punto
En que calmado el tiempo, de Gorcira
Saludaba los montes, fué cautivo
De una armada galera berberisca ;
Y á Malta conducido, donde esclavo
De sarracenos, que de aquellas islas
Eran dominadores, largo tiempo
Arrastró hierros y apuró desdichas.
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¿Dónde volaron, ¡ay!, aquellas horas
de juventud, de amor y de ventura,
regaladas de músicas sonoras,
adornadas de luz y de hermosura?
Imágenes de oro bullidoras,
sus alas de carmín y nieve pura,
al sol de mi esperanza desplegado,
pasaban, ¡ay!, a mi alrededor cantando. | 2octava_real
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Y al cuello el lazo atado
con que desenlazó de la cadena
el corazón cuitado,
y con su breve pena
compró la eterna punición ajena. | 14lira
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